sábado, 6 de agosto de 2016

jueves, 9 de junio de 2016

45 años de halconazos

Diario de un Reportero

45 años de Halconazos[1]

Ramsés Ancira con fotografías de Armando Lenin Salgado

Mientras las fuerzas más conservadoras hacen caravana con sombrero ajeno y llevan agua a su molino atribuyendo al presidente Peña Nieto las derrotas del PRI por el único acto progresista e igualitario de su administración: legalizar el casamiento de dos personas adultas que así lo deseen, cualquiera que sea su sexo, se cumplen 45 años del segundo genocidio cometido durante las administraciones priistas, le conocemos como Halconazo.
La forma en que Luis Echeverría Álvarez explicó los sucesos ocurridos el 10 de junio de 1971 movería a risa si no fuera una tragedia. Simplemente, dijo, fue un enfrentamiento entre estudiantes y no hubo muertos. Luego “ordenó una investigación” corrió al jefe del gobierno del Distrito Federal.
Pero no fue así, por supuesto que no fue así, la masacre ni siquiera se limitó a los participantes en la marcha, la primera después del dos de octubre de 1971, sino, como lo atestiguó cámara en mano el fotoperiodista Armando Salgado, alcanzó a varias normalistas que se encontraban dentro de su escuela, a las que les disparó un francotirador. ¿Cuántas? No lo sabemos pero ahí está el sujeto, rodilla en tierra y bien se sabe que nadie saca un arma si no la dispara.

Testimonios de médicos y enfermeras que se encontraban en el Hospital Rubén Leñero y que son parte de la nota enciclopédica de Wikipedia, aseguran que la masacre no solo se dio en las calles, sino que llegaron hasta el quirófano a rematar a los heridos.
José Woldenberg Karakowsky, personaje al que nadie podría acusar de radical, narra en sus memorias de la izquierda que fueron horas de balazos ¿A cuántas personas por minuto puede matar una persona armada como la que captó Armando Salgado? Quien sabe, pero por esas mismas fechas vecinos del Estadio Azteca contaban que estuvo cerrado al público, y un olor extraño, tal vez de cadáveres al fuego, emanaba del inmueble en la colonia Santa Úrsula.
El día en que ocurrió la manifestación, muchos estudiantes comentaban que Luis Echeverría era una buena persona. Así lo demostraba el regreso de  algunos de los exiliados tras el movimiento estudiantil de 1968.
En la céntrica Rivera de San Cosme siempre ha existido una buena vigilancia policíaca. No, si policía si había, pero se concretó a mirar. Desde la noche victoriosa en la que los aztecas expulsaron a los conquistadores e hicieron llorar a Hernán Cortez, no había corrido tanta sangre en esa calzada.
Los halcones se formaron con estudiantes proletarios a los que les ofrecieron muy buenas becas, militares en proceso por diversos abusos de poder y abusos sexuales, pero también con oficiales de rango. Documentos desclasificados en Estados Unidos dan sus nombres: Teniente de Artillería Ricardo Villaseñor Mota, teniente de caballería Juan Gordillo Bravo y Teniente José Lamberto Bravo. Existe un fotograma de esta imagen en la película del Canal 6 de Julio “Halcones, Terrorismo de Estado”


Del hombre con la vara de kendo y playera oscura con rayas blancas en las mangas, al que inmortalizó la cámara de Armando Lenin Salgado hubo referencias de que intoxicado con solventes y alcohol de pésima calidad, pasaba sus días pidiendo limosna en los rumbos de El Molinito, Estado de México, de los militares, que alguno de ellos fue muy cercano a Pinochet dos años más tarde cuando otro genocidio tuvo lugar para derrocar a Salvador Allende en Chile.

Que hubiera un presidente municipal del PRD en Iguala, cuando fueron asesinados varios estudiantes, uno de ellos jugador de futbol y no normalista, otro desollado y 43 desaparecidos, no exime al PRI de los hechos de Ayotzinapa. Primero porque el procurador bajo cuya gestión se inventó la fantasía del basurero de Cocula, Jesús Murillo Karam, también ocupó antes la Secretaría General del PRI y segundo porque los hechos ocurrieron a las puertas de un campo militar y el jefe máximo de las fuerzas armadas es un presidente emanado de las filas del PRI.

Si Enrique Peña Nieto es genuino cuando dice que no sabe en que momento su gobierno pasó a ser culpable de los hechos de Ayotzinapa, es tan ingenuo que es más digno de lástima que de respeto.

De modo que con los delitos públicos y publicados de los gobernadores de Chihuahua y Veracruz, entidades llenas de ejemplos de crímenes colectivos y desapariciones forzadas, con los gobiernos superados por el crimen organizado en Quintana Roo y Tamaulipas, que vengan a decir que el PRI perdió porque el presidente avaló los casamientos entre personas del mismo sexo es un insulto a la inteligencia y una carta de permiso para que se sigan cometiendo halconazos, al fin que los mexicanos somos tan idiotas que preferimos ver debajo de los calzones de las personas, que preocuparnos por 45 años de un crimen impune ordenado desde el Estado.




[1] Basado en el libro Una Vida en Guerra, cuando el Genocidio tuvo permiso de Armando Salgado y Breve Historia del Halconazo entrevista con Luis Echeverría Álvarez realizada por Ramsés Ancira para la serie México en su Memoria. Consulta en You Tube  https://youtu.be/Yg2zXobSpsk

lunes, 28 de marzo de 2016

Una Vida en Guerra, la historia de Armando Lenin Salgado

De la presentación del libro de Armando Lenin Salgado a la primera edición de Editorial Planeta, por el mismo autor

 Una vida en guerra es el testimonio de la participación en vivo de la vida en las guerrillas de Colombia. De los triunfos y fracasos. De las luchas que se dan por el hambre y la desesperación a que se ven sometidos los seres en el mundo. Una vida en Guerra es el anhelo de encontrar un paraíso donde aterrizar a aquellos como Fabio Vázquez Castaño en Colombia y Genaro Vázquez Rojas en las montañas de Guerrero en México , desearon una mejor vida a su pueblo. Pero también es un yo acuso para aquellos personajes siniestros que se dicen demócratas y respetuosos de los derechos humanos. (....)Sin exageraciones, sin por ello decir que se exponen los máximos sufrimientos humanos soportados por seres desconocidos que a manos de la represión, al amparo del sistema y en la más completa impunidad que da el poder, cometen horrendos crímenes.

Si desea adquirir una versión electrónica de este libro por favor haga click en estas mismas líneas subrayadas que son el enlace









 

Una Vida en Guerra, Armando Lenin Salgado